viernes, julio 28, 2006

Milenium


Recordaba hoy los días de furia. Quizás el frío me traiga recuerdos que son inquietantes, aunque cuando tengo frío, los recuerdos que me acechan tienen más que ver con el calor.
Nada tienen que ver las remembranzas con el estremecimiento que sentí esta mañana al acordarme y no sé por qué razón, de ése, ese fin de año que terminé ampollados los pies y con dolor de paladar, solo, caminando por la costanera y añorando lo que no pasó.
Era el comienzo del nuevo milenio, el sol pegaba como latigazos fieros al amanecer de una noche agitada. Restos químicos en el cuerpo, sudor de alcoholes, laura o Laura se había escapado tras haber visto en mí, el asesino que no soy.
Fue el fin de año más angustioso de todos los que recuerdo. No encontraba el rumbo, no sabía el camino de regreso a casa. Pordiosera el alma, atestado el cerebro y medio mareado. Traté de levantar los ojos al cielo y así poder ver una señal que me indicara que todo iba a mejorar.
Laura había exprimido mi ser, el ánima seca de mi caro cuore se revolcab entre odios y facturas impagas. Laura no supo controlar las palabras, me escupió todo lo que ni por asomo soy y algunos adjetivos que guardaré en mi memoria, entre menta fresca y ron. Laura medía más de pechos que de ideas. Laura es mujer y asesina a sueldo, esperando que la muerte la sorpenda entre fármacos y olvido. Por un trago hace desplomar al más erguido, y sus besos saben siempre a olvido y a descuido. Laura ve con mirada perdida, arrastrada en fango de ciudad, salpica fuego en las palabras y encuentra compañía sin buscarla.
Aguna hora me llevó a casa de mi madre al mediodía del primero de enero de 2000. Llegué como ese nuevo año, desahuciado al comienzo y condenado hasta el final

lunes, julio 24, 2006

CG, adónde?

La vista clavada en la esquina, el frío calaba los huesos. La ví llegar, despampanante, sola. Inverosímil sobre todas las cosas. No era real hasta el momento de pronunciar "adiós". A dónde, a Dios, adónde voy, si yo no creo en Dios.
Era real, porque se fue como todo se va en la vida, porque sí.
Nos despedimos en el baño de la legislatura porteña. Desarrugó su pollera y enderezó sus medias de nylon.
Y otra vez me dijo adiós, ¿adónde?

martes, julio 18, 2006

Sueños y Realidades


Anoche soñé con Charly, un sueño raro. Había acuchillado a su novia. Con Ramiro nos dedicábamos a visitarlo en una extraña prisión, con un régimen de salidas bastante inusual.
Podíamos juntarnos los tres a beber sin miramientos.
Ramiro se emborrachaba y derrochaba alegría, mientras que Charly, un poco limitado por su condición de convicto, se mostraba feliz por lo que había hecho.
Cuando nos retirábamos de la visita, me daba cuenta que Ramiro se estaba drogando (¿?) y yo le comentaba que durante mucho tiempo debido a la condena de nuestro amiguito, tendríamos que repetir estas visitas.
Atravesábamos una reja que estaba abierta, mientras Ch. agitaba su mano izquierda, haciendo ademanes de adioses. Era feliz. Podía escaparse pero no lo hacía, estábamos controlados por un poder abstracto y superior, no había ni guardianes ni policía, pero sí una energía extra.

No me levanté muy bien, mientras soñaba, alguien agujereaba la barriga de algún otro alguien con metralla en el medio de Beirut.
Quizá caía muerto otro niño...

viernes, julio 14, 2006

Telarañas


hay un corazón que sangra en cada esquina, hay dos ojos que te miran siempre y hay palabras que te matan sin quererlo.
Hoy presencié una escena de pelea en el subte que me dejó bastante herido, y eso que no me tocaron la cara (eso en mi barrio es pelea).

Escena:
él: no te das cuenta que esto no puede seguir así..
ella: sí, claro, cómo no me voy a dar cuenta, si vos ya no me amás y yo me acuesto con otro...

no hubo más que eso, los dos siguieron mirando por la ventanilla (recuerden que a los costados del metro no hay nada) y nada queda, sólo telarañas que teje el yuyal

miércoles, julio 05, 2006

Parque


Caminaba sin pensar aquella tarde, después de dejar a D en su clase de inglés. Parque Chacabuco se tornaba hostil en medio de una primavera dura e invernal.
Quien conoce el lugar sabe que detrás del parque hay un gimnasio. Mis pies me llevaron hasta allí. Un grupo de adolescentes terminaba su clase de gimnasia, todas ellas estaban vestidas con uniformes deportivos de colegio privado.
Sin pensarlo también, busqué un banco de plaza vacío. Allí apoyé mi humanidad tratando de volver en mí. El frío castigaba. La soledad, también.
Yo llevaba conmigo un librito que contenía las letras de Artaud, disco antológico de Pescado Rabioso. De hecho, en esa época, todo yo era un pescado rabioso.
Sentí acercarse unos pasos y no presté importancia, nunca presto importancia a ningunos pasos que se acerquen.
Con el rabillo del ojo, pude distinguir una silueta sentada a unos 30 cms. de mi cuerpo.
Levanté la cabeza y ´la ví.
Era quizá la chica más linda que había visto en meses.
Le sonreí, me sonrió. Se acercó un poco y por sobre mi hombro intentó leer lo que yo estaba hojeando. Se lo ofrecí sin emitir palabra alguna.
Lo tomó como quien toma un libro sagrado. Leyó algunas frases en voz alta y me dió las gracias.
Acto seguido, sin darme cuenta de lo que estaba haciendo, apoyé mis labios sobre los suyos.
Estuvimos besándonos un largo rato.
Me sentía excitado por una situación bastante fuera de lo común en quellos años.
Un rato después, se levantó y caminó hacia la Avenida Asamblea. No la seguí, y tampoco jamás supe su nombre.
Varias veces intenté encontrarla en aquel gimnasio de Parque Chacabuco, demás está decir que sin éxito.
Todavía hoy me pregunto qué será de esa chica sin nombre y sin destino.
Pero sé que la realidad la habrá llevado por un camino menos rabioso que el mío.

martes, julio 04, 2006

Yo

Aparentemente, la glándula maldita me ha convertido en un hombre sin ideas. Intento darle vueltas al teclado, pero nada. No me acuerdo de nada ni de nadie, esta vez creo que es mejor.
Al amor hay que rendirle homenaje, por lo que creo que seguiré en algún momento recordando algunas chicas. Pero hoy, con esta humedad que disipa pensamientos, quiero entrar en el mundo sumergido de mi yo.
Otro día les cuento.