martes, noviembre 21, 2006

MAF


Escribo porque acaso he recibido ese mail, desgarrado y entrañable, ácido, querendón y falto de tacto. Acaso escribo porque me duele como a él lo que le pasa y lo que sucede.
Porque aunque él no lo crea, siempre recordamos.
Lo que sucede es que a veces los recuerdos nos duelen más a unos que a otros, o porque los dolores son inmensamente diferentes en diferentes estados de permeabilidad.
Caríssimo amigo, cómo decirte y cómo contarte que no son así las cosas. Hace años que no te veo. Yo también extraño al tipo que yo fui, al que fuiste vos y al que fueron todos.
Pero no voy a renunciar a ese eterno resplandor del recuerdo porque sí. No porque quieras que nos acerquemos alejándonos voy a permitirte que la jodas, a la cosa me refiero.
Antes éramos masa, ahora entes individuales que pululan intentando hacerse lugar en esta inmensa montaña de nada que es el mundo.
No, no te lo voy a permitir. No manches la memoria, no tientes al olvido, cabrón hijo de puta.
No.