viernes, marzo 16, 2007

Cinema verdad


Acababa de entrar, y sacudiendo como de costado la cabeza, lanzó el esperado buen día.
Que el brillo de sus labios le sentaba bien, no cabían dudas. Pero se encontraba a sí misma, digamos que distinta.
La oficina sintió el cimbronazo, no pasó desapercibida en todo el día. Cada idiota que entraba, lanzaba alguna frase con tono sugerente.

- Ladran, ladran, pero no muerden, pensé.
No tuve que pensarlo mucho, nunca pienso mucho. Acerqué mis labios a su mejilla derecha, más para olfatearla que para besarla. Huele bien, pensé para mí.
Cada vez que escuché sus tacos golpear contra el piso de madera, levanté la cabeza y por sobre el monitor de mi PC, le dediqué miradas que ella comprendió.
Sin dudas debe haber pensado, este tipo está caliente... .

Me regocijé toda la mañana mirándola y mirándola.

Intenté conservar en mi cabeza alguna imagen que me hubiera sacudido, y me quedé con varias.

Nos cruzamos en la cocina aquella mañana, un corredor angosto convertido en tal.

Sentí vibrar el cuerpo, y la mirada que clavé en su culito menudo pero apetecible, me dejó perplejo. Las líneas de su tanguita se marcaban por demás sobre ese jean apretado.

Una blusa adherida al cuerpo pide a gritos que se la mire.

Y esos ojazos de gata, y ese andar tan sugestivo. Tuve ganas de perder el control de mi lengua, de lanzar palabras que intentaran hilvanar un pensamiento interesante. No lo logré. V V V Viamonte... y cuando algo me produce placer visual, tartamudeo.

Si, si, eso hice.

Fueron horas de intensa cobardía. De qué sirve pelear cuando uno sabe que va perder. Un round contra Mike Tyson era inimaginable en esos momentos. Ni hablar de Hollyfield o De La Hoya. Ese día, a mi humilde entender, perdía contra Harry Potter, y sin trucos. Por KO.

Esperé con ansiedad la hora de salida, volví a olfatearla, pero esa vez, la apreté suavemente contra mi cuerpo. Me sonrió comprendiendo mi excitación. La ví bajar por las escaleras del subte línea D. La seguí con la mirada.

Tomé mi tren desconsolado, y descubrí mirando alrededor, que habían tres mil mujeres más hermosas que la de todo el día. Y miré, busqué, volví, caminé y me sentí afortunado, porque en definitiva:



Yo nací para mirar lo que todos quieren ver...

4 comentarios:

Almirante Margarito dijo...

VVVVVVV...Viamonte. Todavía me estoy cagando de risa.

Caríssimo Cuore dijo...

usté, y yo?

El Trompo Promiscuo dijo...

Esa actitud tan pavo real, siempre me impresionó.
Almirante, me sacó las palabras de la boca. JUAAAAAAAAAAAAA!!!!!

Anónimo dijo...

PANTER: HOY TE NOTE TRISTE.......
QUE TE ANDA PASANDO??????