martes, mayo 16, 2006

Patricia


Si existe una mirada triste, ésa es la de Patricia.
Venía del campo, venía del desconsuelo de saber que nada iba a cambiar con eso de venirse a la ciudad.
Vivió en casa cuando yo tenía 17. Era toda disposición. Era toda entrega.
Con el tiempo, aprendí a ser su amigo. Y eso que yo era mucho más inocente que ella.
Pasaron un par de años hasta volverse a Santa Fe, donde creo que aún hoy vive.
Lo último que supe fue que tiene hijos y que se casó.
Pero Patricia, amante amiga y enemiga, enciende con nombrarla aquel recuerdo de la adolescencia, aquel de descubrir que las mujeres, siempre serán crueles, aunque nuestro deseo sea perdonarlas.

3 comentarios:

Naty dijo...

aunque vtro deseo sea AMARLAS... amarlas...
besos lo extraño muchito

Caríssimo Cuore dijo...

siempre es amarlas, desde que amanece hasta que anochece, yo también le extraño

tazelaar dijo...

por claro. perdonarles el amor.